El estancamiento de la actividad económica, el cepo cambiario y el deterioro en el empleo de 2012 exponen la escasa afluencia de consumo y de presencia de turistas a los centros vacacionales domésticos durante la actual temporada. Unas de sus principales razones son la alta inflación y el vertiginoso crecimiento de la presión impositiva, la cual no guarda relación alguna con la cantidad y calidad de los servicios que brinda el Estado.
Según un informe reciente elaborado por Idesa, si bien el aumento en la presión tributaria genera fuertes resistencias, siendo su manifestación más visible el rechazo a la creciente incidencia del Impuesto a las Ganancias sobre los asalariados, datos oficiales publicados por el Ministerio de Economía y complementados con datos de la AFIP —que confirman que la presión impositiva nacional alcanzó un nivel récord, pasando entre los años 2002 y 2012 del 17% al 31% del PBI— este crecimiento de 14 puntos porcentuales no tiene como único origen el impuesto a las ganancias.
Es decir, la presión del impuesto a las ganancias aumentó, pero esto explica poco más del 20% del incremento de la presión tributaria total, comparado con el IVA y las cargas sociales que explican el 56% del crecimiento de la presión impositiva.
Según se desprende del informe, mientras el impuesto a las ganancias afecta a los ingresos medios y altos, el IVA y las cargas sociales impactan proporcionalmente más sobre las familias de bajos ingresos.
“Resulta paradójico que en medio de discursos dominados por declamaciones de inclusión social y mejor distribución del ingreso, tanto a nivel nacional como provincial en los hechos se multiplique la presión tributaria de los sectores populares”, señala el informe de Idesa.